Estudiar derecho en Helsinki, equivale a estar más liado que la pata de un romano, como se suele decir.
Un lunes cualquiera clase a las 8, 9, 10 de la mañana, no importa como hayas pasado la noche anterior, en la cama contando ovejitas o llegando a clase con las marcas del antifaz al borde del abismo. Sabes que tienes que ir, y yo voy.
Empiezo una nueva clase, 4 horas seguidas, el profesor entra en clase, tras su silencio, se presenta y nos da las pautas de la asignatura, ensayo de 10 a 15 páginas y una presentación oral de 20 minutos ¡madre mía! Cuanta información para ser las 10 de la mañana.
Resignarse o morir, yo me resigno y me voy al tajo, lo dicho ensayo más que David Bisbal y las Space Girls en su día, no importa, sé que tengo que hacerlo y que puedo.
Solo espero y deseo que mi esfuerzo se vea recompensado en forma de 60 créditos.
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