martes, 18 de enero de 2011

...En números rojos.

Resulta que lo pactado con el Ministerio de Educación español y con La universidad Rey Juan Carlos, viene a ser lo mismo que las promesas de amor eterno de un joven adolescente, deseando experimentar. Después de conseguir lo que todo inquieto joven busca, suelta un te llamaré, te lo prometo…y la pobre muchacha llora desconsoladamente en los brazos de su madre, pues su príncipe azul, nunca volvió a llamar.
Más o menos así estoy yo, suerte que no tengo el corazón partido, pero si el bolsillo roto o más bien vacio. Una como estudiante que es, su sueldo de trabajadora se reduce a la aportación paternal. Tiene deseos, por ejemplo estudiar en el extranjero y se aferra a la idea de conseguir una beca. Una vez concedida la alegría es máxima, el gobierno de mi país me seleccionó y me ayudará, pase rigurosas pruebas de idiomas y gracias a mi intelecto mi universidad me dará una aportación simbólica para pagarme parte de mi sueño.
Pero ¿Qué ocurre cuando lo pactado no llega? Pues yo se lo digo maldigo la burocracia de mi país, escribo correos hasta a el apuntador de la gestión del departamento de Relaciones Internacionales de mi país y espero es números rojos, sentada comiendo sopitas de sobres, pues no está la cosa como para derrochar mucho.
http://www.youtube.com/watch?v=pBw7-ElNe-o

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