lunes, 6 de diciembre de 2010

...en un cuento de hadas.


Imaginen a un príncipe en busca de su princesa. Largas avenidas que se cruzan con estrechas calles adoquinadas, personas vestidas con ropas medievales, vino caliente en las tabernas y sonrisas amables como muestra de hospitalidad. Todavía se que no imaginan donde estoy, antiguamente esta ciudad surgió como un puerto comercial que unía la ruta marítima entre Europa occidental y Rusia. Me creo que estoy en mitad de un cuento porque su arquitectura es medieval, su casco antiguo contrasta con el centro de la ciudad, el ayuntamiento  posee una torre de 64 metros de altura que es rematada con una veleta que representa a un guerrero, que se ha convertido en el símbolo de la ciudad. No les pondré más nerviosos, estoy de visita turística en Tallin, como he dicho con anterioridad posee un encanto especial que me transforma en princesa y hace que viva mi propio cuento. Cuando tengan tiempo y ganas de conocer lo idílico europeo hagan un hueco en sus agendas y no olviden pasarse por aquí. Les recomiendo sus miradores y que no dejen de entrar en cada viejo almacén o cafetería pues parecen que están hechas de poesía.

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