lunes, 16 de mayo de 2011

...Con una cerilla menos.

Detrás de la puerta solo queda el adiós, y esta vez al mejor plan, no le sigue un plan B.
Hace no mucho la nieve llegaba hasta  nuestras caderas, parecía que llevábamos 3 años viviendo en invierno y hoy a la salida de los guateques es de día.
Como corre el tiempo, te golpea sin que te des cuenta, te obliga a recoger tus cosas y hacer las maletas, a pocas personas en mi vida le habré dicho adiós y en unos día prácticamente cierro una etapa casi por imposición.
A mi viaje, a mis meses, semanas y días le  he quitado horas de sueño, pero aun así me siguen faltando.
A este camino solo le queda una bajada, pero en cambio a mí se me hace cuesta arriba.
Bajo un momento dos pisos, están casi todos en una habitación de nuestra casa, me paro en las escaleras pues desde ahí oigo a mis hermanas de distinto padre y madre, hablan y se ríen de cualquier cosa y como siempre.
En mis casi 30 metros hay poster, fotos, platos, corazones, orden y sobre todo desorden, pero son míos, mi planta y mi ramo, mis mantas, mis manchas del suelo, mis bolsas del ikea, llenan los huecos de mi casa, que no, que yo no quiero un palacio que me conformo con que alguna llame taladrantemente al timbre.
Que larga se me hizo la espera para llegar y que corta la estancia.
Se cerró un periodo, pero bueno en Madrid nace otro con los de siempre, con los de ahora y con los que vendrán, que eso siempre es muy divertido.
Me marcho, sin querer irme, pero bueno tengo la llave del futuro, me sé la clave de la puerta y la picardía me dice que el día que vuelva de visita, no tendré problema para ver mi casa, nuestra casa en el aire, que allí  no nos molesta nadie y  que con las letras grandes dice…no lo sé, dímelo TU.

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