jueves, 30 de agosto de 2012

Que no sabe.


Quisiera saber si al final compré aquella casa con palmera, como te prometí y si en la pared santa de la cocina esta grabado la receta del bizcocho de mi madre.

Quisiera saber si alguna noche la pasaré contigo, bajo un sol artificial y sobre el empedrado de la calle Machín.

Quisiera saber que fue de aquellos compases tan obscenos, que a mi tanto me gustaba agitarme con ellos.

Quisiera saber si por fin pasaron de moda las chicas guapas y los altos de nariz grande ondulan nuestras sonrisas.

Quisiera saber si encontraste lo que buscabas o estas hecho de pedacitos de un mediocre y te vidrian los ojos al recordarla.

Quisiera saber si aun te tengo debajo de la almohada.

Quisiera saber si seguiré contemplando tu cuerpo pasado de años entre mis sabanas y si el alba me traerá la única forma de la que se mirarte.

Quisiera saber si le sume horas de vuelo a mi pasaporte y alcancé más allá de las Antípodas.

Quisiera saberte, mis luceros si conseguí enseñarte a prohibir todo aquello que yo hice mal.

No quisiera lo sé, no soltaremos las san cervezas de vez en cuando y tu seguirás llamando olivas a las aceitunas.

Ignorante es el destino de tantos quisieras, que no los quiero saber.

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